Septiembre está a la vuelta de la esquina y marca el inicio del curso laboral para la mayoría. La vuelta al trabajo puede ser, en algunas ocasiones, motivo de angustia: no en vano, el síndrome posvacacional afecta al 35% de los trabajadores, según datos de la ANEPA (Asociación Nacional de Entidades Preventivas Acreditadas). Vamos a identificar los síntomas y a buscar trucos para que ese regreso a la rutina sea lo más suave posible.
Síntomas del síndrome posvacacional
El síndrome posvacacional es un conjunto de desequilibrios, tanto físicos como emocionales, derivados de la vuelta al trabajo. No son graves, pero conviene estar atento a ellos para saber cómo hacerles frente y que no se cronifiquen. Los más comunes son estos:
- Actitud negativa hacia el trabajo.
- Pérdida de apetito (o alteraciones con él, en general).
- Ansiedad, dolores musculares, de cabeza y otros síntomas propios del estrés laboral.
- Alteración del sueño: insomnio, despertar antes de la hora, dificultad para dormir…
- Desmotivación y apatía.
- Irritabilidad y, también, tristeza.
Cómo suavizar la vuelta al trabajo y evitar el síndrome posvacacional
Obviamente, todos queremos alargar las vacaciones, pero es irremediable que se terminen. Pero hay casos en los que este regreso es especialmente incómodo: las personas que sienten que no tienen un buen ambiente laboral lo pasan peor. ¿Cómo lograr que la vuelta al trabajo sea lo menos angustiosa posible? Toma nota de estos seis consejos.
- Ve adaptando tu horario vacacional al laboral. Unos días antes de la vuelta, comienza a acostarte un poco antes y a despertarte más temprano. Lo ideal es adelantar media hora ambos momentos. En esta línea, regula las siestas: solo así podrás conciliar el sueño más fácilmente. Es habitual que en vacaciones hagamos una siesta a mediodía; si es tu caso, busca la manera de que no pase de 20 o 30 minutos.
- Modera el consumo de café, té y alcohol, que son excitantes, y busca una alimentación equilibrada que favorezca las buenas digestiones y te haga sentir bien.
- Haz ejercicio: el deporte libera endorfinas, que ayudan a reducir el estrés y aportan felicidad. Si puedes, intenta hacer meditación o yoga para bajar tus niveles de ansiedad.
- Si te lo puedes permitir, deja algunos días libres para tomártelos en algún momento del año antes de las siguientes vacaciones. De hecho, lo ideal (aunque no en todos los puestos de trabajo se puede hacer) es no tomar todos los días de vacaciones de golpe, sino partidos en dos, tres o cuatro veces a lo largo del año.
- Una vez en tu puesto de trabajo, si la angustia te supera, tómate pequeños descansos de cinco minutos: a veces la productividad es mayor cuando rompemos la rutina brevemente que si pretendemos sacar de golpe todo el trabajo que nos esperaba a la vuelta.
- Haz planes apetecibles para tu tiempo de ocio. ¿Tenías pendiente esa película con tus hijos? ¿Qué tal una pequeña escapada de fin de semana? ¿Y un día de piscina? Cualquier cosa que te motive es excelente para proyectar en ese momento de felicidad en lugar de en la ansiedad de estar de nuevo en tu puesto de trabajo.