Como en muchos ámbitos del trabajo dentro de una empresa, resulta frecuente asignar un mismo significado a dos términos que en realidad tienen connotaciones diferentes. Y aunque hay ocasiones en las que usar una acepción u otra no entrañe diferencias sustanciales, en el caso del trabajo conjunto nos encontramos con que no es lo mismo hablar de las técnicas de trabajo cooperativo que hablar de trabajo colaborativo.
Si hasta hoy considerabas que hablar de cooperación y colaboración venía siendo como hablar de agua y H2O -es decir, hablar de lo mismo pero expresado de otra manera igual de válida-, debes saber que, pese a compartir los mismos cimientos, cooperación y colaboración no son exactamente lo mismo.
TÉCNICAS DE TRABAJO COOPERATIVO VS. COLABORATIVO
Imagina que, tras varios días de nevada, los vecinos de un mismo distrito se han propuesto despejar las calles y aceras para poder retomar la actividad normal de cada día. En este proyecto común se implican los propios vecinos -primeros interesados-, pero también los comerciantes de la zona.
Ambos grupos tienen un interés general común: quitar la espesa nieve que cubre las calles. Pero mientras los vecinos se han comprometido a despejar las aceras, los comerciantes harán lo propio con los tramos de calzada que les corresponden. Es decir, cada persona (o grupo) es responsable de acometer la parte que le corresponde, y para ello entrarán en juego las correspondientes técnicas de trabajo cooperativo.
Cuando hablamos de colaboración, al contrario, es cuando todos los miembros del proyecto son responsables de alcanzar el objetivo planteado de forma conjunta.
Otro ejemplo que ilustra muy bien la diferencia entre las técnicas de trabajo cooperativo frente a las de trabajo colaborativo es el de un grupo de música haciendo giras alrededor del mundo: mientras los miembros de la banda colaboran para interpretar sus canciones, los técnicos de sonido que los acompañan cooperan con ellos para que los conciertos sean un éxito.
¿Se aprecian mejor las diferencias? Aunque compartan sus bases, cooperar y colaborar no son exactamente lo mismo.
TÉCNICAS DE TRABAJO COOPERATIVO: ¿POR QUÉ SON IMPORTANTES?
Ya en el entorno empresarial, para que los proyectos conjuntos ofrezcan resultados satisfactorios, todas las personas que formen parte de estos deben contar con las correspondientes habilidades de trabajo cooperativo. Es decir, deben entender que son responsables de su propia parte del pastel, con independencia de trabajar de cara a un objetivo común.
Si un eslabón de la cadena presenta deficiencias a nivel de las técnicas de trabajo cooperativas necesarias para llevar el proyecto a buen puerto, el éxito del proyecto puede verse seriamente comprometido.
Poder aplicar las correspondientes técnicas de trabajo cooperativo requiere de ciertas destrezas por parte de todos los implicados. Es decir, aquellas soft skills o habilidades no asociadas a una formación específica que necesitamos desarrollar:
- Habilidades de comunicación: son esenciales en todo proyecto cooperativo, abarcando desde la sintonía entre los componentes del equipo hasta la capacidad de negociar con agentes externos al proyecto.
- Capacidad de gestionar el conflicto: cuando varias partes trabajan de forma independiente para alcanzar una misma meta, los conflictos emergen de manera natural. La capacidad de manejarlos sin dejar que entorpezcan el proyecto es sin duda otra de las técnicas de trabajo cooperativo más importantes en todo proyecto.
- O la capacidad de tomar las decisiones oportunas en función de cada situación a lo largo del desarrollo del proyecto.
CLAVES DEL TRABAJO COOPERATIVO
Ahora bien, ¿cuáles son las técnicas de trabajo cooperativo más frecuentemente necesarias en el trabajo conjunto? Si bien son muy diversas las maneras de potenciar el trabajo cooperativo, entre ellas podemos destacar las siguientes:
- Objetivos siempre claros: no tener claro el objetivo principal es el ingrediente perfecto para que comiencen a surgir líneas de trabajo divergentes. Si el objetivo común no está perfectamente claro, es más probable que se tomen decisiones en base al criterio de cada componente.
- Canales de comunicación efectivos: bien usemos medios analógicos -teléfono, reuniones, etc.- o aplicaciones que facilitan la gestión de proyectos conjuntos (Basecamp, Trello, etc.), la falta de medios de comunicación no puede ser un obstáculo para el trabajo cooperativo.
- Asignación precisa de tareas: evitando en todo momento que haya ambigüedad en los roles asignados a cada componente del proyecto. Se trata de aprovechar las competencias y fortalezas de cada persona implicada, por lo que el reparto de tareas debe estar perfectamente delimitado.
Y, ante todo, recuerda el siguiente proverbio africano: si quieres ir rápido, elige caminar solo; pero si quieres llegar lejos, elige caminar acompañado.