¿Se ha ido la cosa de madre en lo que hasta ahora era una pacífica convivencia en familia? Ante todo, calma y una buena dosis de paciencia: especialmente cuando hay niños en la familia, y aún más, con adolescentes. Es importante, y al mismo tiempo muy útil, crear un conjunto de reglas de forma que esté claro en todo momento lo que está permitido hacer y qué comportamientos no tienen cabida. Hablamos de las normas de convivencia en el hogar, que resultan esenciales para mantener una convivencia cordial.
En este artículo te hablamos de la utilidad de establecer unas normas de convivencia en casa, sus beneficios para la familia y cómo hacer que estas sean asequibles y justas para todos.
¿POR QUÉ ES IMPORTANTE ESTABLECER NORMAS DE CONVIVENCIA EN EL HOGAR?
Establecer unas normas de convivencia claras es una muy buena forma de reducir los problemas de conducta y mejorar el clima en el hogar. Además, clarificar las reglas de comportamiento a seguir de forma general es una gran forma de preparar a los más jóvenes para enfrentarse a multitud de situaciones donde estarán sujetos a sus correspondientes reglas de comportamiento.
Pero lo primero de todo es ajustar nuestras expectativas a la realidad, ya que no es realista esperar un cumplimiento a rajatabla de cada una de las normas de convivencia que establezcamos: como personas en pleno proceso de exploración y desarrollo que son los jóvenes, saltarán por encima de las normas, las esquivarán y las llevarán a sus límites una y otra vez. Y es lo más natural.
Si tenemos la suerte de conseguir una perfecta aceptación (y posterior puesta en práctica) de las normas de convivencia establecidas, ¡enhorabuena! Si no es este el caso, no por ello habremos hecho un esfuerzo en balde: el propio hecho de experimentar las consecuencias de no cumplir las reglas les ayudará a comprender la importancia de ceñirse a estas en todo momento. Eso sí, estas consecuencias deben tener siempre una finalidad constructiva y ser proporcionales.
LAS NORMAS DE CONVIVENCIA EN CASA DEBEN SER CLARAS PARA TODOS, Y TODOS DEBEN CUMPLIRLAS
Algo fundamental para asegurar la eficacia de las normas de convivencia que adoptemos en nuestro hogar es tenerlas claras de forma conjunta y predicar con el ejemplo. Si la aplicación de estas normas se ve constantemente trastocada por excepciones, cambios y ajustes improvisados, lo más probable es que acabemos generando una alta dosis de confusión en los más pequeños.
Esto es muy habitual cuando son diferentes personas las que se encargan del cuidado de los niños, de forma que surgen diferentes versiones de las normas de convivencia: por ejemplo, si los abuelos son más indulgentes con sus nietos a la hora de ver la televisión durante la comida, luego resultará doblemente difícil para los padres justificar la norma de no ver la televisión cuando se está sobre la mesa.
¿CÓMO INFORMAR A TODOS SOBRE LAS NORMAS DE CONVIVENCIA ADOPTADAS EN EL HOGAR?
No hay una sola manera de integrar las normas de convivencia en el día a día de forma que nadie pueda argumentar su desconocimiento para no cumplirlas. Como en muchos otros ámbitos de la vida, se trata de una cuestión de comunicación bidireccional y de puesta en común de las decisiones que se tomen de forma conjunta.
Por ejemplo, será más fácil que todos los miembros de la familia estéis en la misma página respecto a las normas de convivencia si:
- Habláis y debatís abiertamente sobre las normas de convivencia que podrían ayudar a la familia a vivir en sintonía los unos con los otros.
- Hacéis que las normas de convivencia estén siempre visibles y a mano, de forma que todos puedan conocerlas. Por ejemplo, puedes imprimirlas y pegarlas con un imán en el frigorífico, un punto de paso obligado para los más jóvenes de la casa.
- Acordáis con el resto de los adultos que cuidan a los niños (tíos, abuelos, etc.) las normas de convivencia a seguir para asegurar que todo el mundo las tiene perfectamente claras, y estos se comprometen a hacerlas cumplir.
- Recordáis con frecuencia dichas normas de convivencia a los niños, de forma que las interioricen como parte esencial (y no negociable) de la vida en familia.
¿SOBRE QUÉ PODEMOS ESTABLECER NUESTRAS NORMAS DE CONVIVENCIA EN CASA?
En realidad, sobre todo aquello que consideremos importante de cara a educar a nuestros hijos y prepararlos para el futuro.
Por ejemplo, las normas de convivencia en casa pueden girar alrededor de ciertos tópicos como son:
- Modales generales: no levantarse de la mesa antes de acabar de comer, esperar a que los otros hayan terminado de hablar antes de hacerlo nosotros o ceder el paso a los mayores.
- Rutinas diarias: los turnos para encargarse de poner y quitar la mesa, quién saca a pasear a Betty cada mañana, etc.
- Respeto mutuo: llamar antes de entrar en una habitación o preguntar antes de cambiar de canal en la TV.
- Convivencia: compartir las cosas, prestarlas cuando sea necesario, ayudar a los hermanos pequeños o avisar cuando se va a llegar más tarde de la hora establecida.
- Seguridad: no ponerse de puntillas junto a las ventanas, no correr con objetos de cristal en las manos, normas de seguridad dentro del coche, etc.
Estas son solo algunas de las normas de convivencia que podemos instaurar en el seno de nuestra familia. ¿Lo más importante? Que todos estéis de acuerdo y comprometidos a cumplirlas de la mejor forma posible.