El trabajo colaborativo es aquel en el que varias personas aportan sus conocimientos con el fin de lograr una meta común. Independientemente del tamaño del grupo, una de las características del trabajo colaborativo es que cada uno de sus individuos aumenta su capacidad de aprendizaje como consecuencia de la interacción que se produce con el resto de los miembros del equipo.

El trabajo colaborativo se basa en la reciprocidad y resulta más enriquecedor para las personas que componen un equipo, ya que contrastan sus puntos de vista con los conocimientos de los demás para llegar a un objetivo común.

¿Qué es el trabajo colaborativo y para qué sirve?

El término “trabajo colaborativo” fue utilizado por primera vez por Yochai Benkler, catedrático de la facultad de Derecho de la Universidad de Harvard. Benkler fue el primero en establecer las ventajas que tenía realizar un proceso de trabajo basado en el principio filosófico del altruismo.

En el trabajo colaborativo, todos los miembros del equipo se caracterizan por ser conocedores de información que ponen al servicio de la meta común. Ciertas actitudes, como la transparencia, la constancia, el compromiso y la empatía pueden contribuir a obtener los mejores resultados.

Herramientas para el trabajo colaborativo

Para conseguir el éxito en el proyecto, es necesario que todos los miembros del equipo desarrollen el aprendizaje colaborativo. El proyecto debe ser elaborado entre todos, coherente con los objetivos marcados, viable y, aunque esté dividido en etapas, flexible.

En este sentido, no solo se necesitan conocimientos, sino también habilidades y actitudes, además de la predisposición, la involucración y la cooperación de todos los miembros del equipo para sacar adelante el proyecto.

¿En qué ámbitos puede aplicarse?

El trabajo colaborativo se puede aplicar en diferentes ámbitos. Uno de los que da mejores resultados son los entornos virtuales, propiciados por Internet y las herramientas que nos aportan las tecnologías de la información y la comunicación. En esta área, los miembros del equipo trabajan de manera conjunta y simultánea, y en ocasiones de manera descentralizada, aportando conocimientos en el terreno de interés que cada cual domina.

También se puede dar trabajo colaborativo aplicado a la educación o al mundo empresarial, en donde todos los miembros del equipo están involucrados en el proceso de aprendizaje, remando al unísono hacia un mismo objetivo. En estos casos, establecer una buena comunicación, capacidad de negociación y cooperación se considera fundamental para llegar a buen puerto.

Ejemplos de trabajo colaborativo

Un ejemplo de trabajo colaborativo lo encontramos en plataformas como Wikipedia, en la que los contenidos se muestran bajo la licencia Creative Commons. Las páginas tienen como fin compartir conocimientos y están elaboradas por millones de usuarios que actualizan y mejoran sus contenidos. Aunque en ocasiones hay empresas que, como IBM, financian el proyecto, no significa que el contenido sea de su propiedad.

La NASA es otra organización que ha apostado por el trabajo colaborativo en diferentes momentos, como cuando miles de voluntarios ofrecieron su tiempo altruistamente para mapear los cráteres de Marte. Un proyecto que hubiera llevado meses a los especialistas.

El sistema de software libre y de código abierto Linux es otro ejemplo de esta metodología de trabajo, así como los recursos educativos abiertos y las plataformas de cursos masivos abiertos en línea o MOOC.

¿Cómo implementar el trabajo colaborativo en la empresa?

Para implementarlo en la empresa hay que formar equipos con personas que tengan los conocimientos necesarios en un área en concreto, de manera que su trabajo se enriquezca con el de los demás y viceversa.

Es necesario, además, que todos los profesionales estén concienciados de que ese trabajo se realiza en equipo para que los éxitos se atribuyan al conjunto de los trabajadores y no a un solo miembro (esto evitará que surjan situaciones de bullying en el trabajo). Por otro lado, entre los miembros del equipo se tiene que potenciar el pensamiento crítico y para ello hay que establecer canales de comunicación abiertos. Más que un sentimiento de pertenencia al grupo es preferible que se cree uno de colaboración conjunta o motivacional.

El proyecto en el que esté implicado el equipo que implemente el trabajo colaborativo podrá sufrir los cambios que se consideren necesarios. Sin embargo, no habrá ningún jefe definido en origen. Es probable que en el transcurso del trabajo aparezca un coordinador espontáneamente. En estos equipos, quienes están al mando de los diferentes proyectos pueden variar.

Implementar procedimientos de este tipo de trabajo en una organización produce grupos eficaces y tremendamente productivos, aunque no sea ese su último fin. Algunas metodologías, como el modelo Agile, potencian el desarrollo dinámico de los proyectos, promoviendo espacios para que la comunicación sea fluida y todo el mundo pueda aportar su punto de vista.

¿En qué se diferencia del trabajo en equipo?

El trabajo en equipo no es lo mismo que el trabajo colaborativo. En este último se persigue compartir conocimientos y no tanto la optimización de resultados. Además, ambos presentan dinámicas de trabajo diferentes, y mientras que en el trabajo en equipo los grupos están organizados para cada tarea y se necesita de la presencia de un líder, en el trabajo colaborativo esta figura no está definida y surge espontáneamente.

Por otro lado, los procedimientos en el trabajo colaborativo son más flexibles y la responsabilidad es compartida, lo que permite resultados no necesariamente mejores, pero sí diferentes.

 

En el trabajo colaborativo la puesta en común de las ideas y el conocimiento es clave para conseguir una meta común. Las compañías están entendiendo el mensaje y apuestan cada vez más por equipos capaces de llevar esta fórmula de trabajo, cada vez más aceptada en el ámbito empresarial.