Seguro que en más de una ocasión has visto una película o una serie en la que un delito se resuelve gracias a las huellas dactilares. Pero ¿cómo se originó esta ciencia, qué son exactamente las huellas dactilares y por qué resultan tan importantes para identificar a las personas? Te contamos ocho curiosidades acerca de ellas.
¿Qué son exactamente las huellas dactilares?
Son la impresión visible de los relieves en la yema de los dedos de nuestras manos, llamados crestas papilares. No solo sirven como una especie de identificación fisiológica, sino que ese relieve también es útil para proporcionar un mayor agarre a nuestras manos e impedir que se nos caigan los objetos o se nos resbalen.
Ocho curiosidades sobre las huellas dactilares
Hay muchísima literatura y ciencia alrededor de ellas, pero hemos recopilado algunos datos de lo más curioso:
Se forman en el vientre materno y no cambian nunca
Las huellas dactilares se forman durante el desarrollo del feto en el vientre materno, entre el tercer y el sexto mes, y permanecen inmutables durante toda la vida.
Los gemelos no comparten huellas dactilares
Puede parecer extraño, porque los gemelos son genéticamente idénticos, pero cada uno tiene sus propias huellas dactilares. Esto se debe a que las huellas no tienen un componente genético, sino que se van formando durante semanas y los movimientos del feto, así como los roces con el cordón umbilical, las van modificando en el proceso.
Son irrepetibles
Otra característica de las huellas dactilares es que no hay dos personas que las compartan, y es que, ese patrón de dibujo, debido a que se forma aleatoriamente durante la gestación, es absolutamente único e irrepetible.
No se pueden modificar
Puede que lo hayas visto en alguna ficción, pero no: las huellas dactilares no se pueden modificar. Cuando nos cortamos la yema del dedo o sufrimos alguna lesión incluso más seria, el tejido, cuando se regenera, reproduce exactamente el mismo patrón que tenía.
Hay tres tipos de patrón para las huellas dactilares
Aunque no hay dos huellas iguales, todas se ajustan, según la Interpol, a tres patrones: arcos, curvas y espirales. Eso sí, el número de surcos, el tamaño, la forma de cada uno o cómo se disponen sobre la yema del dedo hacen que, a pesar de que puedan parecerse mucho a otras, nunca serán iguales.
Ya se sabía que eran únicas en la Antigüedad
En las antiguas Persia y Babilonia, se manejaban impresiones de las huellas de los dedos sobre la arcilla a modo de registro. Aunque la ciencia desarrollada alrededor de ellas es mucho más reciente, lo cierto es que se conocía su exclusividad desde hace muchos siglos.
Se usaron por primera vez en criminología en el siglo XIX
Al estudio de los rasgos de las huellas dactilares se lo denomina dactiloscopía, y su Día Mundial es el 1 de septiembre. Con él se honra a Juan Vucetich, un austrohúngaro nacionalizado argentino que desarrolló, allá por 1891, las primeras clasificaciones de huellas basándose en los rasgos que las caracterizan. Un año después, la policía bonaerense logró identificar, gracias a este novedoso sistema, la autoría de un crimen del que su verdadera culpable intentó escapar culpando a su vecino.
Su utilidad se ha aplicado a las tecnologías más vanguardistas
Dada su condición de irrepetibles, las huellas dactilares no solo nos identifican en nuestro DNI, sino que su aplicación ha continuado mejorando mejorando. Hoy es raro el móvil que no tiene reconocimiento mediante huella dactilar, y los sistemas de seguridad aplicados, por ejemplo, a la domótica, también incluyen esta tecnología.