No están claros todos los factores que contribuyen a su desarrollo, pero la dislexia trae de cabeza a los padres y madres de los niños que la padecen. No por la gravedad del problema —aunque es persistente, suele ser sencillo aprender a superarla—, sino por el esfuerzo extra que puede suponer para el niño. ¿Qué es exactamente la dislexia, cuántos tipos de dislexia existen y cómo se puede detectar?
¿Qué es la dislexia?
Dislexia viene del griego clásico: dys, o dis-, significa «dificultad», y lexía, «habla» o «dicción». Es decir, es una dificultad de aprendizaje que afecta a la lectoescritura. Y hacemos hincapié en la «dificultad de aprendizaje» porque la dislexia no tiene nada que ver con una discapacidad. Las personas que la sufren (entre un 5 y un 10% de la población) tienen un desarrollo cognitivo perfectamente normal. Simplemente va a necesitar de adaptaciones, rutinas distintas y, quizá, algo más de esfuerzo para aprender a leer que el resto. Pero ni mucho menos dislexia es sinónimo de poco inteligente: Albert Einstein era disléxico.
Tipos de dislexia
Hay distintos tipos de dislexia atendiendo al momento en el que se manifiesta, al área a la que afecta y al grado de severidad del problema:
Según el momento en el que se manifiesta
Podemos distinguir dos tipos de dislexia: del desarrollo (la más frecuente y la que puede afectar a los niños) y adquirida (a causa de una lesión, una enfermedad, etcétera).
Según el área afectada
Encontramos tres tipos de dislexia:
Fonológica. Quien la padece usa la ruta visual para descifrar lo que lee. Puesto que la ruta visual es la que nos permite leer la palabra entera sin dividirla, quien padece esta dislexia puede inventarse una palabra al confundir una letra o cometer errores visuales o derivativos (ve las primeras letras de «cocina» y lee «cocinar», por ejemplo).
Superficial. Este caso es el contrario: la ruta visual falla y cualquier palabra que presenta una irregularidad con respecto a la norma de ese idioma le va a costar. Esto sucede muy poco en español, ya que es una lengua muy sujeta a las normas de pronunciación, por el contrario, es muy común en el inglés.
Mixta. En este caso se unen los dos tipos de dislexia anteriores y se suman otras dificultades, como la dificultad para las palabras sin significado o confundir dos vocablos relacionados entre sí aunque no sean parecidos en su escritura.
Según el grado de severidad
Puede ser leve, moderada o grave. Todas ellas son perfectamente tratables: la diferencia es la cantidad de apoyo externo y adaptaciones curriculares que van a necesitar durante su aprendizaje.
¿Cuáles son sus síntomas?
Aunque la dislexia se puede detectar ya en las etapas de infantil, es habitual descubrirla cuando el niño comienza a leer, es decir, en la primera etapa de Primaria. Por eso, en la vuelta al cole es cuando este diagnóstico se da más a menudo. Algunos de los síntomas recogidos por la Federación Española de Dislexia son:
- Cuando lee omite, repite o añade letras o palabras.
- Confunde letras (la p y la q, la d y la b) o las invierte.
- Cambia sílabas.
- Sustituye unas palabras por otras.
- No entiende lo que ha leído.
- Puede confundirse su diagnóstico con algún problema de visión o audición.
La importancia de un buen profesional y un buen diagnóstico
Pero todo esto es a título orientativo: a veces, con la mejor de las intenciones, un amigo o alguien de nuestro círculo intenta «diagnosticar» sin tener los conocimientos necesarios. Aunque creamos ver síntomas, aunque conozcamos superficialmente en qué consiste, sólo un profesional puede dar un criterio válido. Un psicólogo o un pedagogo son los especialistas más indicados para diagnosticar todos los tipos de dislexia, y el tratamiento suele ser pluridisciplinar: un psicólogo y un logopeda son quienes pueden revertir o mejorar este problema del aprendizaje. Y con excelentes resultados.r la palabra entera sin dividirla, quien padece esta dislexia puede inventarse una palabra al confundir una letra o cometer errores visuales o derivativos (ve las primeras letras de «cocina» y lee «cocinar», por ejemplo).
Superficial. Este caso es el contrario: la ruta visual falla y cualquier palabra que presenta una irregularidad con respecto a la norma de ese idioma le va a costar. Esto sucede muy poco en español, ya que es una lengua muy sujeta a las normas de pronunciación, y mucho en inglés.
Mixta. En este caso se unen los dos tipos de dislexia anteriores y se suman otras dificultades, como la dificultad para las palabras sin significado o confundir dos vocablos relacionados entre sí aunque no sean parecidos en su escritura.
Según el grado de severidad
Puede ser leve, moderada o grave. Todas ellas son perfectamente tratables: la diferencia es la cantidad de apoyo externo y adaptaciones curriculares que van a necesitar durante su aprendizaje.
¿Cuáles son sus síntomas?
Aunque la dislexia se puede detectar ya en las etapas de infantil, es habitual descubrirla cuando el niño comienza a leer, es decir, en la primera etapa de Primaria. Por eso, en la vuelta al cole es cuando este diagnóstico se da más a menudo. Algunos de los síntomas recogidos por la Federación Española de Dislexia son:
- Cuando lee omite, repite o añade letras o palabras.
- Confunde letras (la p y la q, la d y la b) o las invierte.
- Cambia sílabas.
- Sustituye unas palabras por otras.
- No entiende lo que ha leído.
- Puede confundirse su diagnóstico con algún problema de visión o audición.
La importancia de un buen profesional y un buen diagnóstico
Pero todo esto es a título orientativo: a veces, con la mejor de las intenciones, un amigo o alguien de nuestro círculo intenta «diagnosticar» sin tener los conocimientos necesarios. Aunque creamos ver síntomas, aunque conozcamos superficialmente en qué consiste, solo un profesional puede dar un criterio válido. Un psicólogo o un pedagogo son los especialistas más indicados para diagnosticar todos los tipos de dislexia, y el tratamiento suele ser pluridisciplinar: un psicólogo y un logopeda son quienes pueden revertir o mejorar este problema del aprendizaje. Y con excelentes resultados.