El mindfulness ofrece la posibilidad de ser consciente del momento presente a través de la atención plena. Esto implica darnos cuenta de cuáles son nuestros sentimientos, sensaciones corporales y pensamientos a cada instante. Con los ejercicios de mindfulness para niños conseguiremos, además, que los pequeños sepan gestionar mejor sus sentimientos.
Las prácticas del mindfulness fueron popularizadas por el médico estadounidense Jon Kabat en 1970. Desde entonces, múltiples escuelas en todo el mundo, especialmente en Canadá, Reino Unido, Holanda y EE.UU., han establecido actividades de mindfulness para niños durante la jornada escolar. El objetivo es introducir estos ejercicios en una edad temprana para aprovechar la plasticidad del cerebro y llegar a convertirlos en un hábito.
¿Qué beneficios tienen las actividades mindfulness para niños?
El fin último de practicar la atención plena es que los pequeños tengan la habilidad necesaria para desenvolverse en cualquier entorno. Pero, además, la práctica de estos ejercicios a partir de los 3 años tiene múltiples ventajas:
- Fija la atención
- Mejora la empatía
- Aumenta la creatividad
- Ayuda a la gestión emocional
- Incentiva las habilidades sociales
- Se potencia el autocuidado personal
- Contribuye a sentir calma y seguridad
- Ayuda en el desarrollo cognitivo y de otras habilidades
- Hace más receptivo y consciente al niño
- Disminuye la violencia o agresividad
- Le impulsa a tomar decisiones
- Aumenta la autoestima
Con el mindfulness podemos ofrecer a los niños un entorno seguro y libre de estrés, un espacio en calma donde los pequeños puedan entender y gestionar mejor sus emociones.
9 ejercicios de mindfulness para niños
Existen multitud de actividades mindfulness dirigidas a niños. Lo importante es adecuarlas en función de su edad, procurando hacer que sean divertidas y que despierten su curiosidad. Entre los ejercicios que podemos practicar se encuentran:
- Técnica del superhéroe. Le diremos a nuestro hijo que se coloque en la postura de su superhéroe favorito: espalda recta, postura relajada y brazos en jarras. Le pediremos que cierre los ojos para poner en práctica el poder de escuchar cualquier sonido, incluso los más alejados. Con cinco minutos de esta práctica el pequeño aprenderá a ser más consciente del momento presente.
- Escucha la campana. El objetivo es tratar de escuchar un instrumento de vibración, como una campana o un cuenco tibetano, desde que comienza a vibrar hasta que deja de sonar para favorecer así la concentración.
- Respiraciones con el peluche. Para aprender a respirar conscientemente pediremos al niño que escoja su peluche favorito. Después lo colocaremos sobre su abdomen y le diremos que coja aire con la nariz durante cuatro segundos procurando que el peluche suba al igual que su abdomen. Tras contener el aire 3 segundos, le pediremos que exhale por la boca para que el peluche vuelva a bajar.
- Conviértete en rana. Invitaremos a nuestro hijo a adoptar la postura de una rana y quedarse quieto, lo que le ayudará a concentrarse en la respiración. Esta fórmula es una de las mejores técnicas de relajación para niños.
- El hombre del tiempo. Para ayudarle a identificar sus emociones, empezaremos a asociarlas con la climatología. Un día de sol equivaldrá a encontrarse feliz, la lluvia a encontrarse triste, y la tormenta a estar enfadado.
- Mírame a los ojos. Esta técnica consiste en sentarse en parejas, uno enfrente del otro, y durante unos segundos limitarse a mirar a la persona que tienes enfrente. El ejercicio ayuda a mantener el foco y desarrollar la empatía.
- Saborear el chocolate. Un ejercicio que puedes hacer para que desarrolle la paciencia y pueda aprender a percibir los pequeños detalles, es comerte una onza de chocolate con tu hijo y disfrutar del sabor y las sensaciones que os transmite.
- El paseo del “darnos cuenta de…”. Este juego se puede realizar en cualquier paseo. Invitaremos a nuestro hijo a que comience una frase con “me doy cuenta de…”. Pronto comenzará a fijarse en pequeños detalles de su alrededor: “me doy cuenta de que ese hombre parece enfadado”, “… de que hay pequeñas hormigas en el suelo”, “… que escucho el sonido de los pájaros”, “… de que me está dando el sol en la cara”, etc.
- Meditaciones guiadas para niños. Existen meditaciones guiadas, como la de Elefatezen, que sirven ayudarles a combatir el estrés, la ansiedad, y mejorar la capacidad de atención.
3 consejos para practicar la atención plena
Enseñar mindfulness a tus hijos no es difícil si tienes en cuenta ciertas 2 pautas: hazlo simple y divertido. Estos son algunos consejos para que sea todo un éxito:
- Ensaya las técnicas a edades tempranas: a partir de los 3 o 4 años los niños ya pueden percibir determinados estímulos o concentrarse en su respiración.
- Reduce tus propias expectativas: no conviene utilizar estos ejercicios para lograr objetivos concretos como calmar a tu hijo en plena rabieta o que esté más tranquilo en casa. Si lo intentas con este fin, es posible que quedes decepcionado.
- No lo fuerces: si en el momento en que quieres explicar a tu hijo un ejercicio él no está motivado, déjalo pasar y no le fuerces a realizarlo. La motivación es importante para que todo fluya.
El mindfulness para niños es una herramienta muy saludable para los pequeños de la casa y nos permite, como padres, estar presentes en la educación emocional de nuestros hijos. No hay que olvidar, sin embargo, que nosotros somos el mejor ejemplo para ellos. Para que tus hijos practiquen los ejercicios de mindfulness, lo más efectivo es que tú también los pongas en práctica.