Entre los retos hacia un mundo más sostenible está el de consumir alimentos de temporada y de cercanía. No solo evitamos el enorme impacto medioambiental que supone el transporte, sino que también aprovechamos que esos productos están en su mejor momento. Tienen el punto de maduración justo (en especial si hablamos de frutas y hortalizas), son más sanos, están más ricos y apetecen más. Con la llegada del calor, nuestra dieta tiende a ser más ligera. Al cocinar de otra manera es bueno saber cuáles son los alimentos de verano que no deben faltar en nuestra despensa. Y no solo por ser de temporada, que también, sino por los nutrientes que nos aportan. Estos son los cinco ingredientes que conviene tener a mano.
Berenjena: tesoro de la dieta mediterránea
Versátil y deliciosa, se consume siempre cocinada, tanto al horno, rellenas, a la plancha o en preparaciones típicamente mediterráneas, como el baba ganoush o el mutabal. La berenjena es uno de esos alimentos de verano fáciles incluso para los más pequeños, ya que su sabor es muy suave. Aporta numerosos nutrientes, como vitaminas C y B6, potasio o manganeso. Es rica en antioxidantes, lo que la hace cardiosaludable, y en fibra, ayudando a reducir el colesterol.
Calabacín, una farmacia natural
Rico en agua, fibra y pobre en sodio y en grasas, el calabacín es la farmacia natural del verano por excelencia. Contiene minerales como fósforo, calcio o potasio, numerosas vitaminas (A, B6, C y E) y apenas calorías. Además de la clásica crema (que se puede consumir fría en verano), es perfecto para hacerlo en las brasas de una barbacoa o consumirlo en carpaccio, con nueces, queso rallado y limón. Un vegetal que admite mil preparaciones.
Sardina, la reina del mar de los alimentos de verano
Si pasas las vacaciones en la costa, no puedes perderte este manjar. Humilde y nutritiva, la sardina es uno de los alimentos estrella del verano. No solo por su sabor, sino por la infinidad de beneficios que aporta a la salud: es una fuente rica en grasas insaturadas, como el Omega-3, de vitaminas del grupo B y también de las liposolubles (A, D y E). Contiene fósforo y selenio entre sus numerosos minerales. Ayuda a bajar los niveles de colesterol y triglicéridos, favorece la reparación de mucosas y tejidos, fortalece huesos y dientes, regula funciones metabólicas… Lo dicho, una joya. ¿Y su preparación estrella? Definitivamente a la brasa.
Sandía: otra forma de hidratarse
Si hay una fruta preferida en época de calor es la sandía. Rica en fibra, poco calórica y con numerosas vitaminas. Pero si hay algo que la hace especial es la cantidad de agua que aporta (casi un 95% de su peso), por lo que es ideal para hidratarnos en esos días de canícula. Además, contiene licopeno, un potente antioxidante que le da ese característico color rojo a su carne.
Res: la carne de las barbacoas
La carne roja es rica en vitaminas del grupo B y en proteínas de alto valor biológico, que son, por resumir, las que mejor se aprovechan y más beneficios aportan. Consumir carne de dos a tres veces por semana es recomendable, tal como se desprende del informe de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición. De entre los tipos de carne que hay, la de res es perfecta para esas barbacoas tan típicas del estío. Cualquier pieza magra (como el solomillo, el lomo o el redondo) son perfectas para cocinar en las brasas cuando nos reunimos en estas fechas con la familia. Y acompañarla, cómo no, de un buen plato de verdura o ensalada.