La mediación familiar es un método de resolución de conflictos, en el ámbito del Derecho de Familia, que pretende evitar llegar a instancias judiciales. El objetivo es alcanzar un acuerdo como consecuencia del entendimiento entre las partes, ayudándose para ello de la figura de un mediador familiar.
Hay que tener en cuenta que si no se logra llegar a un acuerdo que resuelva la situación, se iniciará un proceso judicial en el que el juez tomará la decisión final, aunque no convenga a ninguna de las partes.
¿Qué es la mediación familiar?
Los orígenes de la mediación familiar se remontan a los años 30 durante la etapa de la Gran Depresión en EE.UU. Posteriormente, en los años 70, se empieza a hablar de una disciplina de negociación familiar, que pone el centro en la resolución de los conflictos familiares.
La ley de mediación familiar en España establece este procedimiento como un método alternativo de resolución de conflictos en el ámbito del Derecho de Familia. El proceso de mediación familiar busca un acuerdo justo y duradero, fruto del entendimiento y el compromiso de las partes implicadas, que ceden parte de sus exigencias en aras del beneficio común. Para que sea exitosa, es necesario que haya comunicación entre las partes y el mediador actúe de manera imparcial y neutral.
Cuanto más diálogo y empatía haya entre los implicados más fácil será llegar a un consenso o punto intermedio que resuelva el conflicto. En ocasiones será necesario que el mediador colabore con otros profesionales, como psicológicos o expertos en derecho, para ayudarles durante el proceso.
Ventajas y objetivos de la mediación familiar
La mediación familiar como resolución extrajudicial es complementaria a la administración de justicia. Sin embargo, supone muchas ventajas respecto a la opción de tratar el caso en los tribunales. Entre ellas:
- Es más económico que un proceso judicial.
- Protege las relaciones personales antes de que sufran un deterioro mayor.
- Ambas partes salen beneficiadas.
- El proceso resulta más amable y con menos tensiones para las partes implicadas.
- Los acuerdos son más satisfactorios psicológica y personalmente.
- Alivia la carga de los juzgados y acorta los procesos.
- Las soluciones tienden a ser más duraderas.
- Alivia las consecuencias negativas para los hijos, si los hubiere.
- Las responsabilidades son asumidas por ambas partes.
- Los acuerdos se ajustan en mayor medida a las necesidades reales.
- Evitan el sentimiento de que haya un ganador o perdedor.
- Mayor flexibilidad y colaboración ante los cambios.
- Se consigue un mayor grado de cumplimiento de los acuerdos.
- Todas las partes ganan, ya que la solución es consensuada.
Proceso y funciones del mediador
El mediador será la persona que conduzca las reuniones orientadas a llegar a un acuerdo entre las partes. El mediador debe mantenerse neutral y no tomar decisiones. Su labor consiste en incentivar el diálogo que propicie un consenso.
En las reuniones orientadas a la mediación familiar hay dos etapas fundamentales:
- El primer paso es la fase de premediación, donde se exponen las causas que han motivado el proceso. El mediador informa a las partes, de una forma clara y concisa, acerca de cómo se desarrollará el proceso, su dinámica y cuál es el objetivo a alcanzar. También se establecerán los compromisos a seguir por los implicados. En esta primera parte pueden establecerse entrevistas iniciales con el fin de verificar cuáles son las situaciones que han llevado al conflicto.
- La segunda etapa es la fase de la negociación en sí. En ella se establecerán los puntos de conflicto y, posteriormente, los puntos de acuerdo. Para ello, será necesario que el mediador sea capaz de establecer una vía de diálogo fluida que lleve a tomar una solución consensuada.
En estas reuniones no se necesita abogado ni procurador, y los implicados acuden a ellas de forma voluntaria, tomando un papel protagonista en el proceso. No tienen obligación de someterse a dichas reuniones, por lo que pueden desistir antes de llegar a un acuerdo.
Tipos de mediación familiar
Lo habitual es que se recurra a la mediación familiar en procesos de divorcio o separación, especialmente cuando existen hijos comunes a cargo de los interesados. En muchos casos las reuniones se orientan a resolver los acuerdos del divorcio o asuntos relativos a la pensión o custodia de los hijos.
Sin embargo, este método alternativo al proceso judicial permite también la resolución de otros conflictos familiares con los tuyos, como problemas paternofiliales, herencias, gestión de una empresa familiar o desacuerdos entre los hijos por el cuidado de sus progenitores, entre otros.
La mediación familiar trata de gestionar la resolución de conflictos ocurridos en el ámbito de la familia y hacer sentir bien ambas partes. Promueve la comunicación y el diálogo entre las partes implicadas con el fin de encontrar una solución que convenga a ambas. Todo el proceso se realiza con la guía de una tercera persona neutral, y la presencia de más especialistas, si fuera necesario. Las decisiones tienden a ser más permanentes, beneficiando así a ambas partes, al entorno familiar y a los juzgados, a quienes no es necesario recurrir si se alcanza un consenso.