Aparte de las habilidades con las que contamos de cara al desarrollo de un trabajo que podemos diferenciar en las llamadas soft skills y las hard skills, nuestro perfil profesional no deja de ser la suma de una serie de atributos que de forma conjunta podemos dividir en nuestras fortalezas y debilidades profesionales. ¿Por qué es tan importante conocerlas a fondo? En este artículo te lo contamos para ayudarte a sacar lo mejor de ti en el trabajo.

En primer lugar, es importante tener en cuenta que se trata de las dos dimensiones de cualidades o puntos débiles que un seleccionador va a mirar con lupa al valorar a cualquier candidato. Por eso resulta esencial saber cómo presentarlas por ejemplo, en el transcurso de una entrevista de trabajo sin exagerar las primeras ni minimizar en exceso las segundas. 

Porque si lo pensamos por un momento, ¿realmente hay alguien que solamente tenga fortalezas a nivel profesional, pero que, por el contrario, no presente ninguna habilidad mejorable? No es realista ni tampoco creíble (salvo que seamos un personaje de cómic creado a la perfección).

Después de valorar a cientos de candidatos, cualquier seleccionador habrá tenido que lidiar con multitud de personas supuestamente perfectas. Es decir, con muchas fortalezas y ni el menor atisbo de una debilidad. ¿Es esta la mejor forma de presentarnos a un nuevo trabajo? Seguramente no.

Aunque el instinto pueda indicarnos lo contrario, exponer abiertamente nuestros puntos débiles nos va a presentar desde un punto de vista más honesto y, lo más importante, cercano a la realidad que quiere conocer el seleccionador. 

SACA LO MEJOR DE TUS FORTALEZAS PROFESIONALES

Durante el proceso de una entrevista de trabajo, lo más seguro es que el responsable de selección te pida en algún momento que describas cuáles son tus principales fortalezas profesionales.

Llegado este punto, ¿cómo debemos presentar aquello en lo que somos buenos? Es más, ¿tenemos claro cómo expresar lo que nos hace buenos en nuestro trabajo? 

Esto, que parece tan sencillo, puede resultar difícil de poner en palabras llegado el momento de la verdad. Y lo último que te interesa es experimentar un bloqueo repentino cuando el seleccionador te acaba de preguntar por tus mejores armas en el trabajo.

Nadie mejor que tú sabes aquello en lo que destacas en tu trabajo. Pero para darte una idea de las fortalezas con las que puede contar una persona a nivel profesional, sirva la siguiente lista:

  • Resolución de conflictos
  • Flexibilidad
  • Compromiso
  • Meticulosidad
  • Creatividad
  • Concentración
  • Solvencia
  • Don de gentes
  • Trato humano
  • Etc.

Por otro lado, ten en cuenta que llegado el momento de presentar tus principales fortalezas no querrás limitarte a listarlas de memoria como un robot. Al contrario, aportarás más valor a tu presentación si describes brevemente cada una de ellas. 

Por ejemplo, en lugar de limitarte a decir que eres bueno resolviendo conflictos, querrás presentarlo de una forma más completa tal como en el siguiente ejemplo:

“Tengo buena mano para mediar cuando surgen conflictos entre compañeros de equipo. Soy capaz empatizar con los demás y proponer soluciones teniendo en cuenta los diferentes puntos de vista que están en conflicto. Soy de las personas que creen firmemente en aquello de que hablando se entiende la gente”.

¿Se aprecia la diferencia?

Una vez tengas claras tus fortalezas profesionales, tu objetivo será sacar siempre lo mejor de ellas y potenciarlas al máximo siempre que sea posible. 

ACEPTA TUS DEBILIDADES PROFESIONALES (Y PONLES REMEDIO)

En el lado opuesto a las fortalezas tenemos las debilidades profesionales. Ahora bien, ¿son algo que debamos ocultar por el hecho de no hablar bien de nosotros? ¡En absoluto! De hecho, aquel que afirme no tener ni una sola debilidad profesional caerá en el riesgo de no ser considerado creíble. Así de simple.

Por un lado, no queremos resultar tan engreídos como para no tener ni un solo punto de mejora en nuestro trabajo. Por otra parte, tampoco queremos que nuestras debilidades profesionales tiren por tierra nuestras posibilidades de conseguir un nuevo trabajo. Como siempre, el punto ideal está en el equilibrio, además de demostrar nuestra iniciativa para superar dichas debilidades.

De nuevo, las debilidades profesionales pueden ser infinitas. Como simple orientación para que puedas identificar las tuyas (que alguna tendrás, lo creas o no), aquí va una lista con algunos ejemplos:

  • Inseguridad al tomar decisiones
  • Dificultad para tolerar la tensión
  • Ser introvertidos
  • No trabajar bien bajo presión
  • Demasiado perfeccionistas (¡un clásico!)
  • Falta de tacto al hablar
  • Pocas dotes comerciales
  • Procrastinar
  • Etc.

De nuevo, tengamos sentido común en lo referido a nuestras debilidades profesionales: no vayamos a una entrevista de trabajo para responsable comercial si nuestra principal debilidad es la falta de dotes comerciales. De cajón, ¿no?

Igual que al presentar nuestras fortalezas profesionales, también es positivo extendernos un poco más al mencionar nuestras debilidades. Por ejemplo, si tener un carácter introvertido puede representar un problema a la hora de trabajar en equipo, lo ideal sería poder narrarlo de una forma similar a esta:

“En general soy una persona introvertida, lo que en alguna ocasión me ha hecho guardarme buenas ideas por no encontrar el momento de presentarlas a mis compañeros de equipo. Para solucionarlo comencé recientemente una formación para mejorar las presentaciones en público, que me ha hecho ganar confianza en este terreno.”.

En resumen, reflexionar sobre aquellas que son tus fortalezas y debilidades profesionales es un estupendo ejercicio en muchos aspectos. No solo te ayudará a saber dónde mejorar y a qué talentos sacar el máximo partido, sino que serán decisivas en cualquier entrevista de trabajo.