Se ha convertido en un elemento imprescindible de la Navidad. Con su traje rojo y blanco y su barba poblada, Santa Claus es uno de los personajes más queridos por los niños. Y no solo porque les trae regalos, sino porque su figura amable y bonachona es la imagen de todo lo bueno de estas fiestas. Pero ¿cuál es la historia de Papá Noel, de dónde viene y cómo se ha ido transformando hasta nuestros días?
La historia de Papá Noel se remonta al siglo IV
En aquella época nació y vivió San Nicolás o Nicolás de Bari, un obispo que provenía de una familia muy rica. Entre las leyendas que circulan en torno a su persona, hay una que cuenta cómo este obispo, para ayudar a un devoto que no podía casar a sus hijas por falta de dote, le regaló una gran cantidad de dinero. Pero para no humillarlo, en lugar de dárselo en persona arrojó un puñado de monedas de oro a través de la ventana y se marchó sin ser visto, algo que repitió una vez consumada la boda de la hija mayor.
Desde entonces, y durante toda la Edad Media, cada 5 de diciembre se hacían regalos a los niños en honor a San Nicolás. No fue hasta la reforma protestante, allá por el siglo XVI, que se cambió la fecha del 5 al 25, ya que Martín Lutero, que se oponía a la veneración de los santos, proponía honrar a Jesucristo y hacer coincidir esa celebración con su nacimiento.
En realidad, ya había precedentes en la Antigua Roma de intercambiar regalos en diciembre. Se hacía durante las Saturnales o fiestas en honor a Saturno.
Así pasó San Nicolás a convertirse en Papá Noel
En el siglo XVII, numerosos europeos comenzaron a emigrar a lo que hoy es Estados Unidos. Se cree que fue entonces cuando los inmigrantes holandeses, que se establecieron en el actual Nueva York, se llevaron sus tradiciones con ellos, y entre estas se encontraba su patrón, Sinterklaas (San Nicolás), que se celebraba entre el 5 y el 6 de diciembre. Varios escritores e ilustradores del siglo XIX fueron puliendo aquel personaje. Washington Irving popularizó el nombre de Santa Claus deformándolo de su original Sinterklaas. Un poema algo posterior se basaba en el relato de Irving para ir más allá y hablar de alguien robusto, pero ágil, que regalaba juguetes a los niños transportándose en un trineo tirado por renos.
El dibujante Thomas Nast le procuró su actual indumentaria, ya que lo convirtió en personaje para sus tiras navideñas. Para entonces (mediados del siglo XIX) Santa Claus se fundió con el Papá Noel europeo gracias al parecido físico de ambos. El color rojo y blanco de su ropaje se atribuye erróneamente a un anuncio de Coca-Cola. Lo cierto es que hay numerosos documentos gráficos de un Santa Claus vestido de blanco y rojo anteriores a dicho anuncio. Eso sí, la marca de refrescos logró popularizar estos colores.
La ubicación de Papá Noel en el Polo Norte es una tradición más reciente, de comienzos del siglo pasado.
Otros repartidores de regalos famosos
La historia de Papá Noel se comparte con muchos otros repartidores de regalos. Los más conocidos en nuestro país son los tres Reyes Magos, pero el Tió de Nadal catalán, el Olentzero vasco o el Apalpador gallego también visitan las casas de los niños. Fuera de nuestro país, el hada Befana se cuela en los hogares italianos con el mismo fin.
