Desde siempre nos han enseñado el impacto de la contaminación sobre el planeta, ¿no es así? Nos han hablado de la importancia de reducir las emisiones contaminantes y de proteger el medioambiente de vertidos, desechos y todo aquello que pueda poner en peligro su estabilidad. Todo esto es de vital importancia para mantener la vida del planeta.

Lo que no suele ponerse tan a menudo sobre la mesa es la importancia de otro tipo de contaminación que nos rodea cada día y cuyos efectos casi pasan desapercibidos: la contaminación acústica. Y como vamos a contarte a continuación, no es para tomársela a la ligera.

Con motivo de la Semana Europea de la Movilidad y con el firme compromiso de promover la movilidad activa, las ciudades sostenibles y una mejora en la salud de los ciudadanos, en Securitas Direct te contamos todo lo que tienes que saber para estar al día sobre la movilidad urbana que nos depara el futuro más próximo.

¿QUÉ ES LA CONTAMINACIÓN ACÚSTICA?

La Organización Mundial de la Salud ha definido la contaminación acústica como un ruido excesivo que llega a perjudicar gravemente la salud, generando un impacto negativo en las actividades habituales de las personas (aquellas que requieren moverse por las ciudades, tales como salir a pasear, ir al trabajo, al colegio, etc.).

Y aunque el ruido en el ambiente nos pueda resultar simplemente molesto, lo cierto es que puede tener otras repercusiones muy negativas sobre nuestra salud. Desde empeorar la calidad del sueño -en el lado más leve- hasta causar efectos cardiovasculares y psicofisiológicos de diversa consideración.

Además,no se trata de simples suposiciones. Al contrario, hay numerosos estudios que han demostrado en las fechas recientes el impacto del exceso de ruido sobre las personas, tanto a nivel auditivo (pérdida de oído) como a nivel no auditivo (las mencionadas previamente). 

Así lo recoge un estudio publicado en 2014, donde se citan algunos de los problemas de salud derivados de la contaminación acústica (y ninguno de ellos es poca cosa):

  • Sensación de molestia: experimentar un elevado número de horas de tráfico intenso cada día puede generar una sensación de molestia o incomodidad que puede derivar más adelante en problemas de ansiedad y estrés.
  • Enfermedades cardiovasculares: la exposición constante a un ruido intenso también ha sido vinculada con problemas de tensión arterial, cambios en la frecuencia cardiaca o la liberación de hormonas vinculadas con el estrés.
  • Dificultad cognitiva: especialmente en los más pequeños -como veremos más adelante-, cuyas habilidades de razonamiento y atención parecen verse especialmente afectadas por la exposición constante a una alta contaminación acústica.
  • Dificultades para dormir: mientras que conseguir un sueño reparador es esencial para mantener la actividad normal del día a día, se ha demostrado que la alta contaminación acústica puede reducir la calidad del sueño en las personas.

LA CONTAMINACIÓN ACÚSTICA EN LOS NIÑOS

Algo importante que se debe tener en cuenta es que los niños son un grupo especialmente sensible a la contaminación acústica. Esto se debe a que los niños se encuentran en una fase de crecimiento y desarrollo cognitivo rápido, por lo que sus capacidades defensivas están menos desarrolladas que en los adultos para hacer frente al ruido ambiental. Es decir, a la contaminación acústica.

De hecho, existen más de veinte estudios donde se ha demostrado que la exposición a un ruido ambiental excesivo tiene un efecto negativo en los resultados de aprendizaje y el rendimiento cognitivo de los niños. 

Siendo así, los niños que están habitualmente expuestos al ruido del tráfico, de aviones o trenes (por citar algunos ejemplos habituales de contaminación acústica en los núcleos urbanos) suelen demostrar una capacidad de lectura, memoria y desempeño deficientes. 

ENTONCES, ¿CUÁNTO RUIDO ES ACEPTABLE?

Para entender el nivel de ruido al que podemos estar expuestos de forma que no tenga un impacto negativo en nuestra salud, la cifra que recomienda la OMS (Organización Mundial de la Salud) es de 30 decibeles por la noche y alrededor de los 55 decibeles por el día.

Vale, pero ¿cómo podemos saber a cuantos decibeles (dB) estamos expuestos generalmente? Tomemos la siguiente lista de sonidos como referencia:

  • Manecillas de un reloj: 20 dB.
  • Susurros: 30 dB.
  • Lluvia: 50 dB.
  • Coche circulando: 70 dB. 
  • Concierto de rock: 110 dB.
  • Avión despegando: 120 dB.

El problema es que, según los datos publicados por la Unión Europea, alrededor del 40% de la población está expuesta a niveles de ruido por encima de los 55 dB., y alrededor de un 30% también estaría expuesta a ese mismo nivel de ruido por la noche (cuando el máximo debería rondar los 30 dB para garantizar un sueño de calidad).

Como ves, la contaminación acústica es muy importante para garantizar tu bienestar. Así que siempre que sea posible, trata de evitar una larga exposición a un ruido ambiental que esté por encima de los límites aceptables.