Elegir mascota, algunas veces, merece un tiempo de reflexión. Puede que en la familia nuestros hijos e hijas deseen tener un perro, por ejemplo. Pero un perro exige tiempo y organización para que pueda pasar un tiempo al aire libre, y es habitual que los más pequeños de la casa empiecen emocionándose y terminen desentendiéndose. O, simplemente, puede que nadie disponga del tiempo suficiente para atenderlo.
Por otra parte, tener un animal que nos acompañe en casa es una magnífica idea para los más pequeños, que aprenderán a asumir responsabilidades y crearán nuevos afectos. Pero ¿qué animal escoger? Veamos qué exige cada uno de ellos y cuál se adapta más a tus necesidades.
Perro: el animal más afectuoso (y el que más cuidados exige)
Según la web Statista, en 2022 ya había más de 9 millones de perros en España. Es, pues, el animal doméstico más popular, y los beneficios de tener uno están más que demostrados. Pero también el que más cuidados demanda. Un perro necesitará salir, como mínimo, de dos a tres veces al día y recoger sus deposiciones; vacunarse, bañarse y estar bien alimentado; también habrás de llevarlo periódicamente al veterinario, desparasitarlo y medicarlo cuando sea preciso, educarlo para que no ladre de noche y prever que las vacaciones serán diferentes… Es decir, demanda la atención de cualquier miembro de la familia.
Si en tu familia podéis permitíroslo económicamente y disponéis del tiempo suficiente, adelante: no os arrepentiréis. Eso sí, adoptad uno que se adecue al tamaño de vuestra casa y con el que os podáis sentir cómodos.
Gatos: más fieles de lo que parecen
Si tu vida es especialmente ajetreada (tienes muchas reuniones o un horario inestable y poco tiempo libre), un gato puede ser la mejor opción. No necesitan salir, son bastante independientes y, ante un imprevisto que te haga estar fuera de casa más horas de las necesarias, bastará con que tenga agua, comida y un arenero. Además, contra la opinión general, los gatos pueden llegar a ser tan cariñosos como los perros. Eso sí: sus cuidados veterinarios también pueden llegar a ser elevados, como en el caso del perro.
Conejos: limpios y activos
Un conejo puede ser un compañero ideal, en especial para los peques. Pero debemos tener en cuenta, primero, que necesitan actividad física (esto es, deben poder salir a menudo de su jaula), que la jaula debe ser bastante amplia y que hay que limpiarla con frecuencia. No debemos bañarlos y son relativamente baratos de alimentar (necesitan agua, heno, pienso y verduras), pero son regulares en sus comidas: si queremos uno, hay que tener en cuenta que aman la rutina y comer a deshoras les afecta. También les puede dañar el calor y, al sacarlos de la jaula, tendrá que ser en un lugar que no tenga elementos que los puedan herir, como cables conectados, ya que los morderán.
Pájaros: muy fáciles de cuidar
Periquitos, canarios, ninfas o agapornis no solo requieren pocos cuidados en comparación con los mamíferos mencionados, sino que algunos de ellos pueden interactuar con la familia y aprender a repetir palabras gracias a la siringe, un aparato fonador que copia un montón de sonidos, aunque no los entiendan. Es ideal si quieres que tus hijos e hijas comiencen a responsabilizarse de otros seres vivos, ya que salvo excepciones solo deberás cuidar la higiene de su jaula y proveerlos de comida.
Cuando hay poco tiempo, ¿qué mascota elegir?
Roedores como el hámster, la chinchilla o el conejo de Indias, tortugas o ciertos peces pueden ser perfectos como mascotas cuando no tenemos tiempo ni queremos gastar mucho: son económicos y fáciles de cuidar aunque, eso sí, debemos mantener limpio su hábitat (jaula, pecera, terrario) y procurarles alimento.