Leer es una competencia que suele adquirirse entre los 6 y los 7 años de edad. Sin embargo, no todos los niños y niñas tienen la misma velocidad de aprendizaje, algo absolutamente normal, igual que no todos comienzan a andar en el mismo tramo de edad o a ser autónomos en el uso de los cubiertos, por poner dos ejemplos. Sin embargo, leer mecánicamente es una cosa y entender lo que se lee, otra. Así que, una vez se aprende a leer, hay actividades para mejorar la comprensión lectora que podemos implementar en casa, casi a modo de juego.
Busca libros que se adapten a sus gustos
Cuando nuestro hijo o hija ha aprendido a leer, hay que conseguir que ese hábito permanezca. ¿Cómo lograrlo? Buscando títulos que se adapten a su nivel y a sus gustos. No podemos forzarles a que lean un libro que les cuesta (por dificultad o por provocarles aburrimiento): fíjate en qué tipo de actividades le llaman la atención y pregúntale.
¡Ni un día sin leer!
Para que la lectura sea hábito hay que leer a diario. Si un día está muy cansado/a, podéis pactar leer menos, o que él/ella lea al principio y tú continúes.
La importancia de leer en voz alta
Leer en voz alta es habitual en los pequeños, y es importante: les ayuda a hacer su lectura más fluida y mejora su competencia en este campo. Léele tú lo que ha leído cuando consideres que le cuesta más entenderlo: en alto, repitiendo los párrafos complicados un par de veces y haciendo énfasis en las palabras clave.
Leer juntos
Cada noche, antes de dormir, es una gran idea no solo leerles algún cuento, sino leer con ellos. Podemos buscar un libro que les encante e ir leyendo una página tú y otra él o ella. Así iremos fijando esa costumbre de leer diariamente.
Físico mejor que electrónico
Para un niño, el libro físico no solo es mucho más atractivo que el electrónico: tiene colores, dibujos y otros estímulos que no proporciona el ebook. Pero además está demostrado que la lectura impresa favorece más la comprensión lectora que la que se realiza sobre una pantalla: seguro que a ti también te pasa.
Felicita a tu hijo/a por sus logros
Al principio, a los peques les cuesta más no solo leer, sino convertir la lectura en un placer. Una manera de motivarlos es darles la enhorabuena por lo bien que han leído y, si se atascan, decirles que es normal que ocurra, que a todos nos pasaba cuando aprendíamos a leer y que eso es solo parte del aprendizaje.
El diccionario es su amigo
Tener a mano un diccionario es una gran idea: cuando leáis o, simplemente, charléis, y no entienda una palabra, búscala en el diccionario para que la lea él y enséñale a usarlo. Es otra manera de ir adquiriendo comprensión lectora. Si aun así no entiende lo que ha leído, explícaselo con palabras más sencillas.
Haced pequeños coloquios
Cuando termine un libro, léelo tú también y charlad sobre él. Pregúntale cuál ha sido su personaje favorito, qué parte de la trama le ha parecido más interesante; pídele que te cuente lo que pasa con sus propias palabras y cuéntale tú a su vez qué te ha gustado a ti. Establecer esas charlas poslectura son muy motivadoras.