Casi con total seguridad podemos afirmar que todos, en algún momento, nos hemos sentido faltos de energías para llevar a cabo alguna actividad. Si no con frecuencia, sí al menos en momentos puntuales de nuestras vidas. Muchas veces no se debe tanto a una cuestión física sino a la falta de uno de los ingredientes esenciales en el bienestar de las personas: la motivación, ese elemento indispensable para seguir adelante con paso firme. Pero ¿sabías que hay diferentes tipos de motivación como la intrínseca o extrínseca?
Y es que hablar de motivación es referirse a un concepto tan amplio que un solo punto de vista se quedaría corto. Por un lado, podemos hablar de la motivación a nivel profesional, pero también tiene aplicación en otros ámbitos de la vida a nivel personal.
En cualquier caso, vivir plenamente motivados es sinónimo de una actitud positiva ante la vida, de progreso y de mejora en nuestras capacidades o habilidades.
MOTIVACIÓN INTRÍNSECA Y EXTRÍNSECA: ¿QUÉ SON?
Cuando profundizamos un paso más sobre las motivaciones que guían nuestras vidas, se hace habitual encontrar con la diferencia entre motivación intrínseca y motivación extrínseca. Pero ¿en qué se diferencian ambos tipos de motivación y en qué medida podemos potenciarlas?
Por un lado, la motivación intrínseca implica hacer algo por ser personalmente gratificante para uno mismo. O, dicho de otra forma, el medio y el fin son los mismos cuando hablamos de cosas que hacemos por una cuestión de motivación intrínseca.
La forma más clara de ejemplificar la motivación intrínseca es imaginarnos un niño correteando de un lado a otro: no le interesa llegar a ningún lado, recorrer cierta distancia o quemar tal cantidad de calorías. Simplemente corre porque disfruta haciéndolo.
Por su parte, la motivación extrínseca implica hacer algo porque deseamos obtener una recompensa o un resultado determinado. Por ejemplo, recuerda cuando conseguiste tu carné de conducir: ¿qué es lo que te motivó a superar el examen teórico? Seguramente no fue el tener que acudir a la autoescuela, repetir cientos de pruebas o estudiarte el manual de principio a fin, sino la posibilidad de conducir tu propio coche y todas sus consecuencias (libertad de movimiento, independencia, etc.).
Como ves, en este segundo ejemplo tu motivación venía de una fuente externa: se trataba de una motivación extrínseca.
¿QUÉ TIPO DE MOTIVACIÓN ES MEJOR, LA INTRÍNSECA O LA EXTRÍNSECA?
Por suerte, en lo referido a motivación no vas a tener que tomar una decisión para excluir una de las dos. Es cierto que la motivación intrínseca puede parecer a primera vista la preferible. Después de todo, ¿quién no querría ir a tope de motivación por la vida sin necesidad de incentivos externos?
Aun así, no debes preocuparte si este tipo de motivación no es tu fuerte: contar con una buena dosis de motivación extrínseca —su opuesta— no solo es lo más normal, sino algo lógico y natural.
Tampoco es extraño sentirnos motivados doblemente, tanto a nivel intrínseco como a nivel extrínseco. Por ejemplo, completar un proyecto con éxito en tu trabajo supondrá la motivación extrínseca de ser reconocido tu mérito y esfuerzo (además de un aumento de sueldo, en el mejor de los casos). Pero quizás ese proyecto te haya hecho aprender a manejar una serie de herramientas digitales cuyo aprendizaje te ha motivado por sí mismo al hacerte sentir más conectado con la actualidad tecnológica en la que vives.
En este sentido, aunque la motivación intrínseca se considera la forma óptima de motivación y se suele asociar a beneficios como la perseverancia y el bienestar psicológico, los motivadores extrínsecos son igualmente útiles para promover comportamientos para los que no tenemos una motivación innata (por ejemplo, ese máster universitario que nuestra empresa se ha ofrecido a financiar parcialmente).
Dicho todo esto, ¿te consideras una persona movida por las fuerzas de motivación intrínsecas? ¿O más bien te motivan las recompensas que alcanzarás sin pones todo tu empeño en conseguir algo?
Sean cuales sean las motivaciones que te ayuden a alcanzar tus objetivos, recuerda tanto disfrutar del camino como de la recompensa que llegue después.