Con el rápido auge de los patinetes eléctricos en las grandes ciudades, tal vez hayas escuchado hablar de la nueva micromovilidad que empieza a ser una alternativa para muchas personas en sus desplazamientos urbanos. Pero, ¿en qué consiste exactamente la micromovilidad? ¿Qué beneficios supone para el medio ambiente?
En este artículo profundizamos sobre uno de los grandes cambios de las ciudades que se quieren posicionar en el lado de lo sostenible: el paso de la movilidad tradicional (coches, taxis, autobuses…) hacia la micromovilidad, una nueva forma de desplazarse económica y poco contaminante pero, sobre todo, muy práctica para los ciudadanos.
¿QUÉ ES LA MICROMOVILIDAD?
En primer lugar, dejaremos claro que la micromovilidad no consiste en hacer pequeños viajes de unos milímetros de distancia. Bromas aparte, el concepto de micromovilidad hace referencia a los nuevos medios de transporte que representan una forma alternativa rápida (y lo más importante para la salud de las ciudades: apenas contaminante) para desplazarse de un punto a otro en las zonas urbanas.
Un ejemplo muy representativo de la micromovilidad está en los patinetes eléctricos de alquiler por minutos recientemente regulados en muchas ciudades para el uso en los espacios urbanos. Y es que, si las labores de mantenimiento, reparación y recogida de estos patinetes se hacen de forma sostenible, su impacto sobre el medio ambiente sería prácticamente nulo.
Otro ejemplo de micromovilidad está en las bicicletas de alquiler -eléctricas o convencionales- de las que disponen muchas ciudades en todo el mundo. Igual que en el caso de los patinetes eléctricos, las bicicletas dan a los ciudadanos nuevas alternativas para moverse por las ciudades sin depender de vehículos particulares (taxi o coche propio), ayudando a reducir los viajes que muestran un mayor nivel de contaminación por ocupante.
Las motocicletas eléctricas de alquiler son otro ejemplo más de la actual micromovilidad que va ganando adeptos en las grandes ciudades. Así que bien se trate de patinetes, bicicletas o motocicletas eléctricas, todos ellos contribuyen positivamente a la reducción de la contaminación en las ciudades, además de facilitar los desplazamientos a los ciudadanos.
BENEFICIOS DE LA MICROMOVILIDAD
La micromovilidad ofrece multitud de beneficios tanto para los usuarios como para las propias ciudades. Los repasamos a continuación:
SU ALTA DISPONIBILIDAD
Quizás este sea uno de los beneficios mejor valorados por los usuarios respecto de las nuevas soluciones de micromovilidad. El hecho de disponer casi en cualquier lugar de al menos uno de los medios de transporte mencionados previamente (una moto eléctrica, una bicicleta o un patinete) representa la posibilidad de moverse por la ciudad prácticamente sin esperas.
SU ALTA EFICIENCIA ENERGÉTICA
Las diferentes opciones de micromovilidad (patinetes, ciclomotores, etc.) son muy eficientes en lo referido a su consumo energético. Esto significa que, al elegir estos medios de transporte, la energía requerida será siempre -con mucha diferencia- más sostenible que la consumida por un vehículo de gasolina.
SUS PRECIOS ASEQUIBLES
Dado que la producción de las soluciones de micromovilidad son relativamente económicas para las empresas (comparándolas con los costes de producir coches o autobuses), sus precios de cara al usuario final son generalmente asequibles para todos los bolsillos. Con tarifas cercanas a los 0,15€ por minuto -como en el caso de los patinetes eléctricos-, un viaje urbano de diez minutos apenas supondría más de 1,5€.
SU FACILIDAD DE USO
Apoyándose en el desarrollo de Apps específicas, el uso de las actuales soluciones de micromovilidad es más fácil que nunca, proporcionando una experiencia cómoda y práctica para los usuarios.
Desde la tarea de localizar el vehículo disponible más cercano hasta llevar un control del gasto en cada viaje, los operadores se esfuerzan en dar una experiencia de uso agradable.
LOS RETOS DE LA MICROMOVILIDAD
Con todas sus ventajas, la micromovilidad también supone una serie de retos que las ciudades deben superar de la mejor manera posible (sin que se echen por tierra todos los beneficios de la micromovilidad para el medio ambiente).
Por ejemplo:
- Infraestructuras: las ciudades necesitan estar adaptadas para la integración de la micromovilidad de forma natural. Esto supone crear carriles específicos, espacios para el aparcamiento, etc., todo ello pensado para que los usuarios puedan circular de forma segura para su integridad física y para el resto de los ciudadanos (peatones, otros conductores, etc.).
- Mantenimiento: dado el continuo uso que se le da a los medios de transporte compartidos (como los patinetes eléctricos), mantenerlos en un buen estado de salud es otro de los grandes retos de las empresas que los operan. Al no contar con un sistema de protección -como el que ofrece la estructura de un coche-, los vehículos están más expuestos a los efectos del entorno.
- Regulación: todavía son muchas las ciudades que no cuentan con una regulación específica para los medios de micromovilidad. Esto se puede convertir en un problema cuando -por ejemplo- aparecen cientos de patinetes en las calles de forma repentina.
- Clima: en cuarto lugar, otro de los obstáculos para el desarrollo de las soluciones de micromovilidad está en algo tan difícil de gestionar como es el clima. En las ciudades en las que es frecuente la lluvia, por ejemplo, conducir patinetes o ciclomotores puede incrementar el número de accidentes.
En cualquier caso y con todos los retos que representa, lo que está claro es que la micromovilidad ha llegado definitivamente para quedarse. Y aunque todavía hay muchos retos por delante, lo que nos depara el futuro es prometedor.