Además de mejorar nuestra salud física, cuando elegimos desplazarnos en bicicleta o a pie estamos generando también unos efectos realmente beneficiosos para nuestra salud mental. Y es que, frente a la movilidad pasiva en la que nos desplazamos sin el menor esfuerzo físico (como al movernos en un taxi), la movilidad activa (es decir, aquella en la que elegimos movernos antes que nos lleven) ha demostrado reducir la depresión, la ansiedad y otros problemas de salud.

Tanto es así que un paseo de apenas treinta minutos al día en bicicleta o a pie ha demostrado contribuir positivamente a mejorar la salud mental, el estado de ánimo general y la calidad del sueño, así como reducir el estrés, la ansiedad y la fatiga. Estos son muchos beneficios como para no tenerlos en cuenta en la planificación de las ciudades del futuro. 

Por su parte, las ciudades también tienen un papel decisivo para poner todas las facilidades de forma que los ciudadanos podamos movernos por nuestros propios medios de manera segura. En este artículo nos adentramos en el fascinante mundo de la movilidad activa y cómo esta está cambiando las ciudades en la actualidad.

¿EN QUÉ TE BENEFICIA LA MOVILIDAD ACTIVA?

La evidencia científica es aplastante a este respecto: cada vez que elegimos movernos por nuestros propios medios (caminar, ir en bicicleta, etc.), en lugar de otras opciones menos activas (coger un autobús o directamente, quedarnos en el sofá), nuestra salud se pone automáticamente a dar saltos de alegría.

Y si aún tienes dudas, fíjate en la siguiente relación de datos comprobados por la ciencia respecto de los siguientes indicadores de una buena salud:

  • Salud del corazón: las personas más activas -que se mueven más- tienen entre un 20-35% menos de posibilidades de padecer problemas cardíacos.
  • Caídas: las personas mayores que son activas tienen un 30% menos de probabilidades de sufrir caídas.
  • Cáncer: las personas con actividad física diaria pueden ver reducidas en un 30% sus probabilidades de padecer distintos tipos de cáncer.
  • Salud mental: estas mismas personas (las que optan siempre por un estilo de vida activo) tienen entre un 20-30% menos de probabilidades de padecer depresión o demencia.
  • Diabetes: las personas físicamente activas ven reducidas entre un 30-40% sus probabilidades de padecer diabetes de tipo II respecto de las personas más sedentarias.

Como ves, el sedentarismo y la falta de actividad física tienen un impacto directo en la calidad de vida de las personas. Y si una de las posibles soluciones pasa por movernos más por nuestros propios medios -frente a otros medios de transporte donde no tenemos que hacer ningún esfuerzo-, la respuesta es muy fácil: la próxima vez que tengas que desplazarte a un lugar relativamente cercano, ponte un calzado cómodo y ¡a caminar!

LA MOVILIDAD ACTIVA CREA TRABAJO EN LAS CIUDADES

Un dato interesante es que la movilidad activa ha demostrado ser un generador de nuevos puestos de trabajo. ¿Cómo es que ser más activos promueve la creación de nuevo empleo? La sorprendente respuesta está en el uso de las bicicletas. 

La explicación es sencilla: cuanto más dinero se invierte en facilitar la movilidad activa en bicicleta (como al crear infraestructuras ciclistas seguras, apoyando al uso combinado de bicicletas y transporte público, con programas de uso compartido de bicicletas…) más gente empieza a considerarla como su modo de transporte. Lógico, ¿verdad?

Y cuantas más bicicletas hay circulando por las ciudades, no solo las administraciones siguen invirtiendo más recursos, sino que empiezan a aparecer nuevas empresas dedicadas -directa o indirectamente- al sector de la bicicleta y otros sectores directamente relacionados con ella. 

CIUDADES ACCESIBLES PARA LA MOVILIDAD ACTIVA

Ahora bien, la pregunta estrella es la siguiente: ¿cómo deben ser las ciudades para facilitar al máximo la movilidad activa de los ciudadanos? 

El principal foco de atención de las ciudades que apuestan por incentivar la movilidad activa en sus ciudadanos está en liberar espacio para que estos puedan circular cómodamente a pie o en bicicleta. Por ejemplo, se puede fomentar la actividad física habilitando zonas verdes que ofrezcan espacios para salir a correr y disfrutar del aire libre. 

Por otro lado, ¿sabías que la sombra que dan los árboles y arbustos resulta clave para reducir la temperatura de la superficie de las calles asfaltadas y de los edificios? Un ejemplo como buena referencia es el de París, que se ha propuesto plantar un total de 170.000 árboles antes de 2026 junto con un eje verde de más de treinta hectáreas (que sería el equivalente a bastante más de treinta campos de fútbol).

En resumen, las ciudades donde se apuesta por la movilidad activa comparten algunos rasgos diferenciales: los antes mencionados espacios verdes, la peatonalización de las zonas céntricas, las restricciones en la velocidad permitida o la puesta en escena de las conocidas supermanzanas como las de Barcelona. 

Y para ti, ¿cómo es la ciudad del futuro? Ponle imaginación y comparte con nosotros todas tus ideas para hacer de las ciudades un espacio pensado por y para sus ciudadanos.