Vivir en nuestra zona de confort puede parecer agradable. Nos permite seguir adelante con nuestra rutina diaria con el piloto automático encendido. Sin embargo, es importante romper con esta forma de actuar porque si no corremos el riesgo de estancarnos, no sentirnos lo suficientemente estimulados, y llevar una existencia gris, apática, vacía, monótona y aburrida.

Es un proceso que suele resultar difícil porque supone enfrentarnos directamente a muchos de nuestros miedos. Es un salto al vacío y sin red que puede producir ansiedad y temor. A pesar de todo, hacerlo merece la pena porque solo así podremos crecer como personas, aumentar nuestra autoestima, sentirnos plenamente satisfechos, ilusionados, estimulados, y descubrir que la vida merece la pena.

¿Qué es la zona de confort?

Es un estado mental que nos hace sentir seguros y que nos mantiene atados a nuestra rutina diaria, atándonos a ciertos hábitos que, pese a ofrecernos una aparente sensación de tranquilidad, pueden resultar nocivos. Cuando estamos en este estado hacemos siempre lo mismo, no nos arriesgamos y nuestra experiencia vital se reduce considerablemente.

Las personas se suelen sentir relajadas en su zona de confort porque viven en la seguridad de un entorno conocido, que les hace sentir que controlan cada una de las situaciones de su vida. Muchos no se atreven a dar el salto a nuevas oportunidades por miedo a lo desconocido, baja autoestima o falta de confianza. Sin embargo, resulta necesario porque vivir en una situación tan poco estimulante no es la solución, sino el problema.

Trabajar la fuerza de voluntad

Para salir de nuestra zona de confort lo primero con lo que hay que contar es con fuerza de voluntad y ganas de cambiar. Seguramente intuyes que el proceso va a ser duro, pero hay que mirar un poco más allá para descubrir el verdadero sentido de lo que estamos haciendo. Tener en mente nuestra meta nos ayudará a contar con la motivación necesaria para hacer realidad los cambios que queremos en nuestra vida.

A tener confianza en uno mismo también se aprende. La fuerza de voluntad, como cualquier otra capacidad o habilidad, se puede desarrollar con un poco de esfuerzo por nuestra parte. Pero hay que atreverse a lanzarse al vacío y dejar que fluyan los acontecimientos. Lo verdaderamente importante para cambiar es dar ese primer salto.

4 motivos para salir de tu zona de confort

Estos son algunos motivos que te impulsarán a ello y a tomar la determinación de perseguir tus sueños:

1. Te hará más fuerte

Quedarte inmovilizado por el miedo te impedirá alcanzar tu potencial. Si te lanzas y cometes errores, al menos te habrá servido para tu crecimiento personal y podrás sentirte orgulloso de ti mismo.

2. Ganarás en autoconfianza

Podrás ver en primera persona que dominas habilidades que antes no imaginabas. Para salir airoso de situaciones complicadas solo hay que proponérselo. El camino te ayudará a sentirte mejor contigo mismo y generará una autoconfianza que te impulsará a acometer nuevos retos.

3. Crecerás como persona

Según vamos cumpliendo años nos vamos llenando de miedos. Miedo al fracaso, a no sentirse querido, a la soledad, a sufrir, etc. y todo ello nos va paralizando. Arriesgarse es difícil, pero quedarse anclado supone un coste emocional que antes o después te pasará factura. Para seguir creciendo como persona debemos enfrentarnos cara a cara a nuestros miedos y superarlos.

4. Vivirás nuevas experiencias

Si quieres conocer gente, lugares nuevos, y vivir experiencias gratificantes, lo mejor es dejar atrás tu zona de confort. Estos nuevos retos suponen un auténtico desafío y una estimulación tanto física como mental.

4 trucos para lograr salir de la zona de confort

Salir de la rutina de siempre no es fácil, pero tampoco es imposible. Solo es cuestión de proponérselo y dar el primer paso que es, a la vez, el más complicado y el más importante. Si te estás planteando hacerlo quizá puedas poner en marcha alguna de estas recomendaciones:

1. Desafíate a ti mismo

Nadie ha alcanzado sus sueños haciendo lo mismo toda su vida. Si tienes una meta ve a por ella. Desafíate a ti mismo y comprueba hasta dónde eres capaz de llegar. Deja atrás tus inseguridades y da el primer paso. ¡Siéntete vivo!

2. Oblígate a pensar de forma diferente

¿Te da miedo socializar? Atrévete a comenzar una conversación con un desconocido. ¿Crees que bailar no es lo tuyo? Apúntate a clases de salsa. Experimenta contextos desafiantes y abre tu mente a lo desconocido. Permítete ser flexible y te sorprenderás de tus avances.

3. Anticipa tus propias excusas

Tú eres el que mejor se conoce. A veces, para evitar cambiar nos ponemos excusas que no son sino parálisis por miedo. Antes de empezar a asumir un reto que te haga abandonar la comodidad en la que vives haz una lista de excusas posibles y no permitas que te impidan avanzar.

4. Pide ayuda a tus amigos, familiares o a un terapeuta

El simple hecho de verbalizar que estamos intentando alejarnos de nuestra zona de confort a otra persona ya supone un aliciente que te motivará a mantenerte en el camino del cambio. Rodéate de gente que te ayude y te apoye, bien sea alguien de tu entorno cercano o un profesional.

En la comodidad de nuestra rutina diaria nos acostumbramos a que las cosas sean de una sola manera, lo que nos hace sentir un falso control de la realidad. Salir de la zona de confort supone lanzarse a la aventura y asumir que podemos tropezar o equivocarnos, pero siempre mirando hacia adelante. Crecerás como persona y evolucionarás hacia una mejor versión de ti mismo. ¡Realmente merece la pena intentarlo!