El ser humano es un ser social y desde que nacemos necesitamos contacto humano. Ya en el momento de nacer tenemos ese primer contacto piel con piel con nuestra madre que permite un desarrollo temprano de los sentimientos y habilidades sociales, además de reducir el estrés para ambos. Este contacto se repetirá a lo largo de nuestra niñez y vida adulta.

Dependiendo del lugar de nacimiento, el contacto físico también puede tener connotaciones culturales arraigadas que caracterizan a las diferentes sociedades. Pero ¿somos conscientes de los beneficios físicos y mentales que nos aporta abrazar y ser abrazados?

Beneficios físicos

Los abrazos tienen efectos positivos reconocidos en múltiples estudios: libera oxitocina, un neurotransmisor vinculado a la sensación de bienestar y al vínculo emocional con los demás. Además, reduce el estrés y puede disminuir la presión arterial ya que ayudan a reducir los niveles de cortisol.

Además, ¡te mantiene joven! Bueno, de algún modo, pues los abrazos ayudan a la oxigenación de los tejidos consiguiendo de ese modo retrasar el envejecimiento de las células.

Beneficios psicológicos

Como ya adelantamos, los abrazos permiten estrechar vínculos y desarrollar la empatía. Son la mejor manera de mostrar apoyo, ya sea en situaciones negativas o como suma a la celebración de algo positivo.

Según la situación pueden ayudarnos a:

– Sentirnos seguros

– Elevar nuestro estado de ánimo

– Aumentar la confianza y la autoestima

– Fortalecer las relaciones

Hay numerosos estudios sobre los abrazos, muchos sugieren que reducen enfermedades comunes como los resfriados o la gripe, al estimular el sistema inmunológico, ya que la oxitocina también aumenta la presencia de otras hormonas que ayudan a combatir infecciones. Por otro lado, esta hormona también ayuda a reducir los niveles de dolor. 

Este gesto tan sencillo y cercano tiene un impacto positivo en las relaciones sentimentales, facilitando la comunicación con los demás mediante el lenguaje no verbal para transmitir multitud de sentimientos como pueden ser la ira, el amor, la gratitud o la felicidad, entre muchos otros.

Hay que tener en cuenta que el abrazo es un acto recíproco, por lo que enseña a dar y recibir en un ámbito de cercanía y confianza.

Abuela abrazando a su nieta

¿Cuántos abrazos son necesarios? Pues realmente el consejo es dar tantos como puedas o necesites (siempre que sea aceptado por la otra persona), fortaleciendo los valores positivos.

¿Cuál es la mejor forma de abrazarse? Hay muchos tipos de abrazos, pero los más íntimos son aquellos que se dan de frente, rodeando al otro con los brazos y acercando los latidos del corazón al juntar el pecho.  

Pero, y ahora que por el Coronavirus debemos mantener distancia social, ¿qué alternativas tenemos?

Los animales pueden proporcionar beneficios psicológicos similares a los de un abrazo, así que el contacto con ellos puede ser un buen sustituto. Acariciarles también aumenta la oxitocina con los beneficios que ello conlleva.

Abrazo con mascotas

Las relaciones sociales sin contacto también son beneficiosas. En ese sentido, un abrazo virtual puede suponer un apoyo mental positivo tanto para el que lo manda como para el que lo recibe, generando el estado de bienestar asociado. Y, aunque está claro que en cuanto sea posible todos querremos volver a abrazarnos físicamente, esto ayuda a fortalecer las muestras de cariño y a sentirse querido ofreciendo afecto, energía y alegría. 

Por eso, hasta que podamos volver a los abrazos físicos, os mandamos un caluroso abrazo digital.